El presidente de Rusia, Vladímir Putin, ha ratificado una controvertida ley que prohíbe el cambio de sexo a través de intervenciones médicas y en documentos de identidad. La medida, aprobada de manera unánime por la Cámara Baja y posteriormente por el Senado, se argumenta como una medida para proteger a niños y adultos de lo que el Parlamento denomina «degeneración». Sin embargo, esta decisión ha generado preocupación y alarma en la comunidad transexual.
La nueva ley establece una prohibición total de cualquier intervención médica, ya sea mediante cirugía o el uso de medicamentos, para llevar a cabo el cambio de sexo en Rusia. Solo se permitirán intervenciones médicas relacionadas con el tratamiento de anomalías congénitas, enfermedades genéticas y endocrinas asociadas con la formación alterada de los órganos genitales en niños, siempre que sea decidido por una comisión de expertos.
Además de la prohibición del cambio de sexo, la ley también prohíbe a las personas que hayan realizado la reasignación de sexo adoptar niños. Estas personas tampoco podrán ejercer como tutores o fideicomisarios de menores.
Otra consecuencia significativa de esta legislación es que el matrimonio será anulado si uno de los cónyuges decide someterse a una reasignación de sexo.
Según datos proporcionados por el viceministro de Sanidad, Oleg Salagái, en el año 2022 se presentaron 996 solicitudes para el cambio de sexo en Rusia. La aprobación de esta ley ha generado controversia y ha sido objeto de críticas por parte de la comunidad transexual y grupos defensores de los derechos LGBTQ+, quienes consideran que esta prohibición afecta negativamente a las personas transgénero en el país. La nueva normativa ha desatado debates sobre la protección de los derechos individuales y la inclusión de las personas trans en la sociedad rusa.