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La presión de tener citas cuando avanza el reloj biológico

En el pasado, Kelly Shara, de 31 años, a menudo hacía cálculos de fertilidad cuando tenía una cita.

“Bueno, si salimos un año, tendré esta edad cuando nos casemos”, explicó Shara, que vive en Austin y trabaja en ventas del sector tecnológico. “Luego tenemos un año, y entonces podríamos empezar a tener hijos. Y entonces eso significa que tendré esta edad cuando sea madre”.

Durante años asimiló el mensaje —“de las comedias románticas y de tanta presión social”— de que debía estar casada y en el proceso de tener hijos para cuando llegara a los 30 años, dijo.

Shara considera ahora que esa expectativa es, mayormente, una tontería. Tiene grandes amigos y una carrera satisfactoria, y no está dispuesta a conformarse con una pareja que no sea un verdadero compañero de equipo.

Si no fuera por su molesto reloj biológico.

“Todavía me encantaría tener hijos más pronto que tarde”, dijo Shara. “Pero hay un costo de oportunidad en precipitar las citas y el matrimonio y el cortejo e intentar encontrar a la persona adecuada”.

La obstinada idea de que la fertilidad de la mujer cae por un precipicio a los 35 años ha cambiado lentamente en los últimos años, gracias al cambio de las normas culturales y a los avances en la tecnología de reproducción asistida. A pesar de la creciente alarma entre los conservadores por la tasa de natalidad históricamente baja de Estados Unidos, las mujeres de más de 35 años están dando a luz en números relativamente altos. La tasa de natalidad entre las mujeres de 40 a 44 años incluso ha aumentado en las últimas cuatro décadas.

“El hecho de que muchas personas famosas tengan hijos por primera vez más tarde en la vida, a menudo da al público la impresión de que la fertilidad es algo que se puede retrasar”, dijo Natalie Crawford, médica especialista en fertilidad en Austin y autora de The Fertility Formula.

Aun así, el hecho sigue siendo que la fertilidad de las mujeres tiende a alcanzar su punto más alto a los 20 años y disminuye con el tiempo. Los hombres también experimentan descensos de la fertilidad relacionados con la edad, pero siguen produciendo esperma durante toda su vida; mientras que la fertilidad de las mujeres con el tiempo llega a su fin. Esto puede influir en su forma de abordar las citas.

La sensación de que las mujeres se enfrentan a un límite de tiempo biológico puede crear una enorme ansiedad, dijo Beth Gulotta, psicoterapeuta de Nueva York y presentadora del pódcast Quiet the Clock, que trata sobre la fertilidad y las citas.

“Lo que veo que ocurre es que la presión nubla el criterio sobre con quién se está saliendo, de modo que hay mucha flexibilidad y disposición a pasar por alto las señales de alarma”, dijo. “Existe esta como urgencia”.

Cuando la urgencia conduce a malas decisiones

Lydia Desnoyers, de 41 años, dijo que a veces le costaba acallar la vocecita de su mente que le susurraba que todos los hombres con los que salía podrían ser el padre de su futuro hijo, aunque no hubiera química en serio.

“Mis ovarios eran el mal tercio en cada cita”, dijo Desnoyers, contadora pública certificada de Miami. “Tipo: ‘¡No vamos a perder el tiempo! Este tiene que ser tu esposo. Este va a ser el padre de tus hijos’”.

Pero esa mentalidad la llevó a quedarse en relaciones con las personas equivocadas.

“Pasaba por alto señales de alarma”, dijo, como parejas que bebían demasiado o que carecían de ambición. “Mi cerebro decía: ‘Deja esta relación’. Pero mis ovarios decían: ‘No, chica. No tenemos tiempo. Tienes que hacer que esto funcione’”.

Lori Husband, psicóloga en un consultorio privado en Nashville, dirige una clase digital para mujeres de entre 30 y 40 años que tienen citas mientras se enfrentan a una fecha límite de fertilidad. Dijo que a menudo veía a mujeres que terminaban en una especie de “emparejamiento de pánico”. (A ella también le ocurrió: cuando tenía un poco más de 40 años se casó, y ella y su marido probaron la fecundación in vitro, que no funcionó. Al cabo de un año, se divorciaron. Ahora está felizmente casada de nuevo y es madrastra).

“Veo dos extremos del espectro”, dijo Husband. “Veo a gente que entra en pánico y a otra que tiene una mentalidad casi de cuento de hadas, como: si está destinado a ser, encontraré a mi persona”.

Kelsey Wonderlin, terapeuta con licencia y consejera de citas también en Nashville, dijo que dedicaba mucho tiempo a hablar con sus clientes sobre los peligros de tener citas desde una mentalidad de urgencia. En primer lugar, intenta asegurarles que “realmente hay montones de hombres increíbles y emocionalmente disponibles ahí fuera, que quieren construir una vida con alguien y tener hijos”.

Wonderlin y Husband hablan con sus clientas de la importancia de tener citas de forma estratégica, y una parte importante de ello es tener claro con qué pueden (y con qué no pueden) conformarse en una posible pareja y compañero de crianza. Husband, por ejemplo, ha trabajado con clientes que se han dado cuenta de que no les importa que sus salientes ganen menos dinero que ellas. Pero las anima a tener cuidado a la hora de acceder a cosas como la falta de coincidencia de valores. Wonderlin dice a sus clientes que no es imprescindible una “química física demencial”, pero que la atracción es algo innegociable.

Wonderlin dijo que dedicaba mucho tiempo a ayudar a sus clientes a recuperar parte de la confianza que han perdido tras pasar una década o más en las aplicaciones de citas, para que “no te desmorones en cuanto él tarda en responder, o no te conviertas en esa versión de ti misma que se pone ansiosa en cuanto desarrollas sentimientos”.

Y las tranquiliza sobre la importancia de ser sinceras sobre sus prioridades en lo que se refiere a ser padres.

“Vas a seguir topándote con algunos chicos que dirán: ‘¡Guau! ¡Qué intensa!’”, dijo. “Y esos no son para ti”.

Hacer una pausa, aunque parezca ilógico

En un momento en que los políticos intentan persuadir a las familias para que tengan más hijos, algunas mujeres siguen teniendo dificultades para encontrar una pareja que esté interesada en ser padres. Y el panorama puede ser agotador.

Gulotta, psicoterapeuta de Nueva York, dijo que a menudo veía en su consultorio a mujeres que “salían con alguien desde el agotamiento” —deslizan a la derecha casi compulsivamente en las apps mientras sienten desesperanza por sus candidatos— porque deseaban con todas sus fuerzas ser madres.

Su consejo puede sonar contraintuitivo: “La mejor forma de usar tu tiempo es dar un paso atrás y recomponerte”, dice. “Tómate un descanso. Y luego vuelve a las citas con más claridad, más energía y más positividad”.

Gulotta, que comparte abiertamente sus propias experiencias con la presión de la fertilidad, insta a sus clientes y oyentes del pódcast a no obsesionarse con sus carencias tanto que luego no reconozcan lo que sí tienen ahora. Eso puede significar algo tan sencillo como empezar a practicar la gratitud, dijo, o limitar el tiempo que se pasa en las redes sociales para evitar quedar atrapado en los cronogramas de otras personas.

Preservar la fertilidad puede aliviar parte de la presión que sienten las mujeres para encontrar pareja al llegar a cierto punto, aunque congelar óvulos puede costar miles de dólares por ciclo (más los gastos anuales de almacenamiento) y no ofrece garantías.

Cuando tenía poco más de 30 años, Desnoyers tuvo una relación con un hombre que la dejaba de lado a menudo en favor de sus amigos, una relación tan mala que, según dijo, simplemente salió de ella de golpe. De repente vio con claridad que se estaba conformando con citas y relaciones mediocres porque deseaba con todas sus fuerzas ser madre.

Así que a los 35 congeló sus óvulos. Y a los 39, tuvo a su hija. Está encantada de ser madre soltera por elección, dijo, y no tiene “ningún deseo” de tener citas.

El año pasado, Shara congeló sus óvulos, algo que ahora discute con sus citas desde el principio. En su mayor parte, esas conversaciones han salido bien.

En ocasiones, ha tenido que explicar cómo funciona la congelación de óvulos a citas que expresan algo de confusión. Pero su sinceridad también ha hecho surgir conversaciones francas sobre si quieren tener hijos y cuándo, información que preferiría tener desde el principio, dijo, en lugar de “hacerme la cool durante seis o nueve meses y luego soltar la bomba”.

Por ahora, al menos, le ha quitado algo de presión, añadió Shara, quien ya no hace ecuaciones de fertilidad mentalmente.

“Estoy muy orgullosa de haberlo hecho”, dijo. “Pero lo difícil es que no hay garantías”.

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